sábado, 18 de agosto de 2012

Noche en la ciudad





Basada en la novela de Gerald Kersh, fue dirigida por Jules Dassin antes de ser sancionado por el ominoso Comité de Actividades Antiamericanas. Se rodó en London Film Studios, de Shapperton (RU) y en las calles de Londres.




La acción tiene lugar en los años posteriores a la II GM (1948/49). Narra la historia de un vividor nortreamericano, Harry Fabian (Richard Widmark), que lleva años en Londres (desde 1931). Trabaja a comisión como captador de clientes para un club nocturno, el Silver Fox Club, donde actúa como cantante su novia, Mary Bristol (Gene Tierney). Ambiciona encontrar la oportunidad de ganar mucho dinero y convertirse en persona influyente en el submundo de la noche londinense. Cuando cree haberla encontrado y trata de realizarla, los capos que dominan el imperio delictivo de la ciudad deciden eliminarle. La película, uno de los mejores films de Jules Dassin, aporta varias líneas de reflexión. En primer lugar, Fabian se mueve en busca de un golpe de fortuna impulsado por un deseo compulsivo de riqueza y poder. No actúa racionalmente, no tiene una estrategia, no dispone de recursos suficientes, sus aptitudes personales son limitadas. Las ambiciones le roen el alma y le mueve una fuerza irracional que no domina ni controla. Atrapado entre la ambición y la acción compulsiva, Harry se ve en la necesidad de embaucar, engañar, mentir, traicionar y agraviar, en una espiral que alcanza a todas sus amistades, incluída su novia Mary. El fracaso de su último, desesperado y torpe intento de ganar mucho dinero, le lleva a una huída desesperada, angustiosa, interminable y sobrehumana. Son éstas las secuencias más intensas y más emotivas de la obra. Pocas veces el cine ha captado mejor la persecución de un hombre vista desde la perspectiva de éste, sumido en el agotamiento, la soledad, el pánico, el terror y la desesperación.




La música, de Franz Waxman, aporta la emoción de una música orquestal con predominio del metal y el viento, que estremece con estrofas atonales y armonías distorsionadas, de gran efectividad. La fotografía utiliza encuadres similares a los de Welles. La cámara usa ángulos torturados, sombras inmensas, un claroscuro muy brillante y un dibujo neoexpresionista de gran belleza visual. El guión define muy bien la figura del protagonista y la de los personajes que pueblan su entorno. Mary es la única que encarna la bondad en un mundo de malvados. La interpretación de Widmark es una de las más sobresalientes de su carrera. Se acompañan excelentes vistas de Trafalgar Square, Picadilly Circus, etc. El director vuelca en la película el desconcierto, el aturdimiento y el dolor que invaden su espíritu por la obligada marcha de EEUU y las oscuras perspectivas del proceso político que se sigue contra él en la detestable "Caza de brujas".




Obra clásica del cine negro. Incluye una de las mejores y más trágicas secuencias de persecución de un hombre. Cine de la mejor calidad, hecho para degustar con parsimonia y deleite.




Si quieren ver qué es dirigir, vean esta película. Sin ser un gran guión quizás, sin ser una cinta auténticamente definitiva, la peli se aleja de tópicos y constituye un ejemplo extraordinario del trabajo de un artesano de primera línea, capaz de contar y expresar a través de la puesta en escena. Los personajes de esta película se configuran y definen a través de la imagen; sus miedos, anhelos y recelos. Sus planes y ardides constantes.

Widmark es un espabilado, un granuja, un buscón de cine negro. Un tipo con el destino tatuado en la frente, que se intuye condenado desde la primera escena. La película retrata su caída libre y su desesperado pataleo, fruto de una ambición desmedida que alimenta sus actos.




Con cintas así, con un dominio tan preciso e imaginativo de los resortes cinematográficos, la historia más o menos trillada, las soluciones más o menos tópicas o lo cansado que estés de ver cine negro pasa a un segundo plano. Sólo queda Dassin y su magnífica manera de dirigir. Su forma redonda de configurar una narrativa que arrastra al espectador, mediante planos perfectos, al mismo precipicio al que se lanza el protagonista a tumba abierta. De verdad, no se queden con la historia, no se queden con el entretenimiento. Busquen en cada plano el aliento de un escultor de imágenes, alguien que modela planos, no sólo los graba para mayor gloria de un guión. La imagen revela tanto o más que las palabras, nos sensibiliza y nos hace vulnerables ante el destino del protagonista.




Típica muestra de cine negro (quizás sin los elementos negros más clásicos, pero sí con un frenético tono de engaño constante y cinismo típico del film noir), cine urbanita y crispado. Claroscuro en blanco y negro, como debe ser. Primeros planos de frentes sudorosas y cejas arqueadas y pesimistas como el tono de la cinta. Caos, furia y ambición. Sospechas palpitando en los callejones y alcantarillas…


TÍTULO ORIGINAL Night and the City
AÑO 1950




DIRECTOR Jules Dassin
GUIÓN Jo Eisinger (Novela: Gerald Kersh)
MÚSICA Benjamin Frankel
FOTOGRAFÍA Max Greene (B&W)
REPARTO Richard Widmark, Gene Tierney, Googie Withers, Hugh Marlowe, Francis L. Sullivan, Herbert Lom, Stanislaus Zbyszko, Mike Mazurki, Charles Farrell, Ada Reeve, Ken Richmond
PRODUCTORA 20th Century Fox


SINOPSIS Harry Fabian trabaja a comisión como gancho de un club, pero es ambicioso y sueña con hacerse independiente. Para conseguirlo no dudará en embaucar al campeón del mundo de lucha greco-romana para que se enfrente a su hijo Kristo, que controla la lucha en Londres.
CRÍTICAS ----------------------------------------
Jules Dassin se fue de Hollywood tras la "caza de brujas" en 1949. "Night and the City" es su primera película inglesa tras su marcha de Norteamérica. Tiene 2 versiones; la americana tuvo diferente música -de Franz Waxman- y diferente edición. 
----------------------------------------
"Una de las mejores películas de Dassin" (Augusto M. Torres: Diario El País)
----------------------------------------

No hay comentarios:

Publicar un comentario